miércoles, 13 de agosto de 2014

Día 31.Salto del Limón y las Terrenas

Amanecemos con la incertidumbre de saber cómo vamos a realizar la ruta del Limón.
Afortunadamente el padre Benito nos llama para decirnos que nos llevará el tanque de gas y de paso nos da el contacto del Padre Cándido, diácono del pueblo El Café, al lado del Limón. él nos organizará la ruta y la comida.
Salimos para allá con el depósito lleno. La carretera es cuesta arriba y de nuevo sufrimos la lentitud de nuestro jeep para subir.
Para variar nos pasamos el pueblo, pero preguntamos a tiempo y conseguimos dar con la casa de cándido.Según nos acercábamos nos hemos cruzado con varios grupos de turistas gringos a caballo.
El padre nos recibe en su casa y rápidamente nos organiza todo. La ruta nos costará 200 pesos y la comida será en un rastaurante a la entrada del pueblo, llamado casa Martín. Probablemente sea el Martín del que me hablaba el padre que lleva su mismo nombre. Su mujer cocina para ellos.
Llegan un muchacho y una muchacha con tres caballos. son pequeños y parecen muy dóciles.
Mar tiene pánico a estos animales debido a una mala experiencia que tuvo de pequeña, así que le asignan el más tranquilo. A mí me dan el que va dirigiendo la marcha, Zita irá en segundo lugar y Mar cerrando el grupo.
La ruta atraviesa un río, en el que dejan a los caballos beber. Por el camino nos cruzamos con más grupos de gente que van tanto a caballo como a pie. Alguno de ellos van bastante cansados.La ruta es bonita.Al llegar a un alto, nos enseñan el mar de fondo y las montañas.
Desde allí hay que descender a pie. Es una bajadina que luego tendremos que subir.Al final de ella nos encontramos con la cascada del Limón.Merece la pena el viaje.Es un salto muy bonito donde uno se puede bañar y meterse debajo de la cascada.Hay bastante gente.Un grupo de muchachos se suben por las rocas y se tiran al agua.Nosotras nos damos un buen baño y nos hacemos unas cuantas fotos. El agua está fresquita.
Cuando terminamos, avisamos a los muchachos e iniciamos el regreso.Mar, el muchacho guía y yo cogemos la delantera y subimos a buen ritmo, ma muchacha se queda atrás acompañando a Zita. Arriba descansamos un rato para coger energías para volver a montar en los caballos.
La bajada está entretenida. Dejan a mi caballo un poco más suelto.
Llegamos a la casa y allí los muchachos recogen a los caballos. Nos preguntan si Cándido nos había comentado el tema de la propina. No lo había hecho.Parece que lo normal es que se les dé algo. Nos pilla un poco de improviso y les damos 200 pesos.
Se suben a un motor y nos guían hasta el restaurante que está un poco más abajo.
Es tipo buffet, como el de los 27 charcos. Tiene una zona de ensaladas y fruta y otra de arroz, habichuelas, vegetales y carne.
Mar decide probar un coco-loco con ron.
La comida no está mal. El servicio nos ha salido por 300 pesos. Así que la diferencia de precio con respecto a lo que nos pedía el guía dominicano de ayer es considerable.
Cuando terminamos iniciamos viaje hacia las Terrenas.
Vamos bordeando la costa. El paisaje es muy bonito y las casas residenciales una pasada. Zita comenta que si sus padres vienen a verla en Semana Santa plantearía el rentar una de esas casas.
Seguimos bordenado la costa hasta que llegamos a la playa. De nuevo nos encanta. No hay gente por allí, la arena muy fina, el agua cristalina....De nuevo sesión de fotos y bañito.
Un vendedor de pan de coco pasa por allí pero no le compramos. Dice que trae su pan de Samaná y por tanto no puede venderlo a menos de 150 pesos para obtener algún beneficio. ayer lo habíamos comprado a 100 en el Rincón y estaba mejor de sabor.
Después de relajarnos y disfrutar de la playa regresamos a Samaná. Mar hace un completo reportaje, como buena estudiante de arquitectura, de todas las casas por las que pasamos. También de un centro comercial con forma de barco.
Llegamos al albergue y nos dirigimos a la casa parroquial a despedirnos de los padres y entregarles el dinero por la estancia de estos días.
Allí están 4 hermanas que han llegado hoy para pasar unos días en el albergue. Compartiremos cocina con ellas esta noche y una dormirá en una habitación al lado de las nuestras.
Nos sentamos un rato a conversar con el padre.Nos comenta que próximamente se irá a otro lugar.
La casa parroquial donde residen es muy grande también.
Nos despedimos y nos vamos al albergue. Allí cocinamos los fideos chinos ya que tenemos gas y después hacemos las maletas y nos retiramos a descansar. Mañana queremos salir temprano para Santo Domingo.













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