Parece que la gente no tiene ganas de levantarse de la cama.La jornada de ayer fue larga y cansada, después de tanto viaje en coche.Después de mucho resistirse, vamos saliendo de la cama y de la habitación.En la cocina está toda la familia:Juana, Fernando y Jesús. Fernando está preparando el desayuno de Jesús, leche con cereales.Para nosotros un desayuno fuerte:Plátano, huevo, jamón...
Fernando va a cocinar menú italiano: Macarrones a la calabresa y pan de ajo.
Necesita pasarse por el supermercado a comprar comida para llenar el frigorífico para estos días.zita y yo le acompañamos.Mar y Rocío se quedarán con Juana en la casa.
El supermercado les queda muy cerca de casa, no llega a 5 minutos en coche. Cargamos el carro de la compra y nos volvemos para la casa.
Cuando llegamos, Rocío nos informa de que Juana y Mar están en el gimnasio. Ella está leyendo en la casa, comenta que lo de los gimnasios no va con ella.Se la ve un poco aburrida, tampoco dice gustarle tanta inactividad. Zita y yo optamos por la opción piscina.Parece que a Rocío tampoco le gusta mucho lo del agua ni dulce ni salada.
Hay dos piscinas donde elegir y escogemos la que está más cercana al apartamento de Juana, doblando la esquina.es pequeña y no cubre pero no hay nadie.Al rato llega Juana con Jesús y sus dos flotadores en los brazos. Pasamos un rato con él en el agua.Después nos volvemos a la casa.
El hombre sigue cocinando, huele muy bien así que seguro que sabe mejor.
Nos cambiamos y cuando la comida está lista comemos. La pasta no nos defrauda y el pan de ajo tampoco.Fernando cocina bien. Tiene una constitución fuerte , proporcional a sus raciones de comida y parece que su intención es que el resto también aumentemos unas libras.También nos demuestra que es goloso sacando unos pasteles del frigorífico y unas galletas de coco.Jesús no le dice que no.
finalmente Juana nos cuela café.
La tarde se presenta pasiva. Fernando se va a trabajar a las 6. Una guagua del hotel le recoge en la puerta de la casa.
Hemos oído que los planes son ir al Hard Rock, el casino donde trabaja Josué, su hijo.Se pasa la tarde entre lectura y sofá y sobre las 8 nos vamos para allá.Un compañero de trabajo de Fernando viene con nosotros para guiarnos. Fernando conoce bien que su esposa no es experta en hacer de guía turística.
Nos montamos 7 en el jeep y vamos para allá.
El acceso al Hard Rock es un camino bastante oscuro y mal asfaltado.
Cuando llegamos al control de seguridad, el vigilante nos indica que no podemos pasar. Parece ser que nadie se había dado cuenta de que un menor no puede acceder a un casino.
Priemr problema de la noche. Como parece ser que primero se accede al hotel y al restaurante y después al casino, y aquí hablando se entiende la gente, después de 5 minutos de conversación entre José y el de seguridad, conseguimos que nos dejen entrar.
Después de recorrer de nuevo un camino bastante oscuro llegamos a la entrada del hotel.
Zita supone que le parquearán el coche pero de eso nada, le indican que lo tiene que dejar en un aparcamiento 100 metros más allá.
Para entrar nos ponen unas pulseritas de papel negro para identificarnos como visitantes del casino.
La entrada tampoco es que sea para echar cohetes. Pasando el lobby del hotel a la derecha está la entrada al casino. Hay una limusina brillante que sirve de adorno y muchas vitrinas con ropa de cantantes famosos.Varios restaurantes y discotecas...
Dejamos a Juana en el restaurante y nos entramos en el casino.Un montón de máquinas tragaperras, sala de póker y mesas de Black Jack.En el espacio central una barra de bar.La gente está concentrada en las luces de las máquinas y las cartas.El perfume desde que entramos en la sala seguro que se llama "Eau de rhum", porque huele literalmente a ron. José nos presenta a Josué , está trabajando en una mesa sacando cartas.Justo entonces le toca un cambio. Se retira a una sala a descansar. Todo es tal cual se ve en las películas y series americanas. La verdad que a mí estas cosas no me llaman especialmente la atención.
Abandonamos el reciento del casino y vamos a buscar a Juana y Josué. Están sentados en un sofá , a la entrada del restaurante.En principio nos ibamos ya pero hacen parada en un carrito de bebidas, ya que parece que te invitan a un trago.Nosotras no tomamos nada pero Juana y José se toman un vaso de ron y Josué una coca cola. Antes de salir se van hacia el otro lado, donde hay tiendas, entre ellas una de Desigual. Cuando me doy la vuelta veo que Juana, Zita y José se están sirviendo un hot dog de un carrito. Pregunto y parece que también es gratis. Le sirvo la última salchicha a Rocío y yo me cojo un pan con un pedacito que quedaba y mostaza y ketchup. Ya ibamos a irnos cuando de repente se acerca un hombre con cara de pocos amigos y nos pregunta que por qué estamos allí.Juana, Jesús y José se miran con cara de circunstancia. El resto de las chicas ya no estaban allí y se han podido ir.
el hombre se presenta como el jefe de seguridad y nos comenta que no podemos estar allí, ya que eso pertenece al recinto del hotel y nosotros sólo tenemos permitido el acceso al casino.Y menos todavía estar consumiendo comida del hotel. Jose y Juana le intentan explicar que nadie nos ha llamado la atención y que como les habían invitado a un trago antes que entendieron que también les invitaban a un Hot Dog. Yo ente esa situación no sé donde meterme. Lo primero que hago es tirar el cacho de pan que me quedaba. El hombre nos dice que tenemos que pagar 70 dólares cada uno, el precio del pase de día del hotel. Nosotros no podemos entender cómo quieren hacernos pagar eso por un Hot Dog y en mi caso un cacho de pan con ketchup.Llaman a otros dos guardias para que nos escolten hasta la recepción y allí paguemos. Parece que hubiéramos hecho el robo del siglo. José vuelve a intentar convencer al guardia, pero parece que no hay suerte. Nos dicen que si no pagamos llamarán a la policia. siguen insistiendo. Consiguen que ceda a que paguemos 25 dólares cada uno, lo que sería 75 dólares en total. Nos sigue pareciendo un robo. el de seguridad se pone de víctima y dice que va a tener problemas por cobrarnos sólo eso. siguen insistiendo y Juana saca 30 dólares.Es lo único que tiene. Jose no tiene nada y yo tengo pesos. Finalmente la cosa se termina quedando en 50 dólares. Se les empieza a ver el plumero, lo que primero eran 210 dólares se va a quedar en 50. Yo le pido que me lo cobre en pesos. Serían 870, como tengo 2000 y el chico no tiene para darme la vuelta, primero intenta cobrarme 900 pero finalmente me obra 850. Está claro que se han reído de nosotros bastante, pero ante la amenaza de llamar a la policía y que Juana tiene a su hijo empleado allí y a su marido en el riu, pagamos y nos vamos.
Afuera están las chicas. Zita busca el coche y nos vamos. Al llegar al puesto de seguridad el guardia también está enojado con nosotros. empieza a gritar y a decir que por nuestra culpa el lunes le van a echar, que tenía nuestra palabra de que el niño no iba a entrar al recinto...
Yo sigo flipando en colores con la situación. en cuanto nos abre la verja, tengo la esperanza de que Zita acelere y salgamos de allí pitando.
Juana nos redirige al casino de su marido, el del complejo de los Riu. Parece ser que allí está también la discoteca Pachá. Entramos por la entrada de los trabajadores. Aquello es como una mini ciudad.Estos sitios es cierto que dan trabajo a un montón de personas.Accedemos al casino, todavía no hay gente ya que los espectáculos previos están terminando y es después cuando montan a los huéspedes en los microbuses y los llevan al casino a beber y a jugar.
Zita pregunta si hay que pagar entrada para Pachá. Fernando se informa y le dice que no. Lo que ocurre es que nosotras no tenemos ganas de Pachá. el único que no parece muy afectado es José, si fuera por él seguíamos de juerga toda la noche.
Afortunadamente nos despedimos y nos retiramos a la casa a dormir. Espero que el día de mañana sea diferente. El problema es que nos acostamos con una alerta amarilla por el paso de la tormenta Bertha, así que nuestros planes de ir a la playa en la mañana probablemente tengan que cambiar. Ya veremos, de momento nos dormimos escuchando la lluvia caer.
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