Metemos todo el equipaje en la furgoneta, ya que nos vamos directamente desde allí, y nos dirigimos a Leoland donde se encuentra la comunidad de las monjitas.atravesamos la ciudad de nuevo, como es pronto no hay problemas de tráfico y llegamos pronto.
Allí están ya reunidas con los niños y niñas. Llevan a 27.Van dos hermanas, dos novicias y también algún padre y madre y un grupillo de adolescentes.
Mientras se organizan, sor Claudette nos enseña cómo va la obra. Nos muestra todos los pabellones de lo que será el nuevo asilo. Allí están hoy trabajando. También vemos a un grupo de ancianos que residen allí. Es curioso verles con la piel tan oscura y el pelo tan blanco.
Después del tour volvemos para partir. Ronald va a conducir una de las furgonetas de muchachos y Colette llevará la suya donde iremos nosotras, un grupo de acompañantes y parte de la comida.
Salimos para la playa.Está relativamente cerca. Por el camino aprovechan para comprar limoncillos y caña de azúcar. Máxima tiene razón cuando dice que Haití es un mercado en sí mismo, cualquier sitio por donde vas hay alún puesto que vende algo.
cuando llegamos nos sorprendemos gratamente por el lugar. Se llama valle del silencio. Es un recinto cerrado con césped y un escenario para poner música. Las paredes están todas decoradas y pintadas y al salir por la puerta está la playa. Es estrecha de arena negra pero el agua está clara. Al fondo se ve una islita. Preguntamos por el nombre y no nos saben decir.Finalmente nos dicen que se llama islita, poco original.
Nos sentamos, colocamos todos los bártulos. Los niños rezan con las hermanas y nos sentamos a descansar. Colette está rendida y se tumba en una hamaca y se queda dormida.Nosotras aprovechamos para salir a la playa y darnos un baño.El agua está templada, limpia y por fin cubre algo jeje.
enfrente hay un puesto de frituras que nunca puede faltar y también unos pescadores preparando pescados y el molusco que vive en las caracolas de mar.Vemos el proceso para sacarlo de la concha, lo ponen encima del fuego, después lo lavan y finalmente lo meten en un vaso y lo sirven con una salsa.
Colette escoge 4 pescados para que nos lo preparen frito ala hora de la comida.Son de colores y otros son morados. Nos sentamos un rato y para matar el gusanillo comemos limoncillos y caña de azúcar. Ellos están acostumbrados a morderla y pelarla con los dientes pero a nosotras no nos ven maña y nos la pelan y trocean para que sea más sencillo pelarla.Es como comer regaliz pero más dulce.Los niños están tranquilos. Saltan a la comba, juegan por allí. Llega la hora de la comida y nos dan a cada uno una especie de plato combinado con pollo, arroz con habichuelas, ensalada y plátano.Y para completar el pescadito frito acompañado de un vívere que llaman masa, un poco pastoso, pero el pescado rico rico.
Volvemos a bañarnos, nos duchamos y sobre las 3 iniciamos la vuelta. Ronald ha sido majísimo y nos ha dicho que va a ser él quien nos lleve de vuelta a Gonaibo, ya que si no nos tendríamos que haber ido sobre las doce y teníamos que aprovechar nuestro día de playa y descanso sin estress. Primero había pensado en que madrugáramos pero finalmente ha considerado mejor opción que viajemos por la tarde para ya dormir allí y descansar. Así que iniciamos viaje de vuelta a Leoland.Colette nos mete por el centro de la ciudad porque quiere enseñarnos dónde estaba la plaza y la iglesia y la casa donde vivían las monjas. Está emocionada y no consigue localizar las cosas. Comenta que un par de monjas fallecieron en el terremoto. que ella llegó allí tres días después.Se emociona al recordarlo y finalmente consigue localizar el lugar.
Tomamos camino de la comunidad de las hermanas. Allí están el resto.Los niños vuelven a rezar con las hermanas agradeciendo el día y luego se van para sus casas. Colette se va a quedar allí a trabajar puesto que en su casa tal vez no haya luz y les lleva la gestión de las obras a las hermanas.Así que nos despedimos de ella agradeciéndole su hospitalidad y acogida.
Ronald coge de nuevo la furgoneta y primero pasa por las oficinas a recoger unas cosas y después por su casa a por la bolsa de viaje y comer algo. Este viaje se vuelve más pesado puesto que el tráfico por Puerto Príncipe está complicado. Nos lleva bastante tiempo cruzar la ciudad. cuando llegamos a la casa vamos directas al baño, que encima con tantos botes la vejiga sufre mucho.
en la casa está Marie Helene, la chica que cuida de la casa, su hija, una niña que se coge de mi pierna y ya no me suelta, otra señora mayor que también les ayuda con la casa y la hija pequeña de Colette y Ronald que va a cumplir 18 años pero demuestra una madurez superior a su edad. Nos comenta que está loca por ir a Partido y estar con Máxima.
Antes de partir nos tomamos sancocho de pollo que tenían preparado.Muy bueno.
Nos despedimos y empezamos viaje hasta Gonaibo.
Nos cuesta localizar al padre Gerardo. Tenemos dos móviles suyos pero resulta que uno siempre da apagado o fuera de cobertura y en el otro responde alguien que parece él pero luego es como si no escuchar lo que decimos.Finalmente Colette lo consigue.
Admiramos a Ronald por tener energía para conducir después de todo el día. él nos comenta que está acostumbrado, que en una ocasión estuvo 12 horas conduciendo en un viaje con Máxima. Mis ojos ya no pueden más y se cierran por más que intento que no sea así. cuando pasamos por los pueblos se ve mucha gente por la calle, de nuevo puestos de comida y bebida iluminados por lámparas de aceite.a los haitianos les gusta la noche.
Después de 2 horas llegamos a la casa del padre. Nos va a buscar para indicarnos por dónde entrar. Llegamos, bajamos nuestras cosas y como quien dice nos vamos casi directos a la cama.Hoy dormirá con nosotras una chica y así Ronald dormirá en la otra habitación. Miriam está confusa porque creía que Ronald se volvía directamente a Puerto Príncipe. Una ducha y a la cama con el abanico encendido y preguntando antes el horario de mañana para evitar de nuevo malentendidos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario