Día 7.Sin encierros de San Fermín pero con alguna historia que se repite

Me levanto tranquilamente a las 8:30 y oigo a Argentina llamándome. Sube a la habitación y me dice que había ido donde Sonia a despedir a la doctora Santana después de caminar y que cuando había visto la hora se había asustado pensando que yo ya habría salido para el centro y no me había preparado el desayuno.
La tranquilizo diciéndole que no, que no tengo clases hoy todavía y que no se apure. Necesita tomar aire, ya que debía de haber venido corriendo.
Me pregunta qué quiero para desayunar y le digo que fruta y cereales.
Me doy un baño y bajo. Ya tiene la fruta pelada y el tazonazo de cereales con leche. La próxima vez intentaré servirmelos yo porque a este paso la que va a tener que hacer régimen soy yo a la vuelta.
Cuando voy a comenzar llaman al teléfono. es Máxima que me pregunta por qué no estoy allí ya, que los muchachos me esperan. Le recuerdo que hoy no hay clase y se da cuenta de que es cierto. Otra despistada con el lunes.
Termino de desayunar tranquilamente, comer esa fruta y esos cereales requiere su tiempo, y salgo para allá.
Cuando voy a salir, Argentina me comenta que mi pelo se ve seco, que no se ve bien, que tiene no se qué producto para que me lo eche.
Con estos calores, las duchas de agua fría y el tipo de pelo mío tengo un pequeño problema aquí de dificil solución.
Salgo para el centro y allí está todo el equipo reunido.
La confusión fue también de un grupo de muchachos que pensaban que hoy comenzaban los cursos.
Máxima dice que no se había atrevido a decirles que se fueran así que allí los tengo.
Daniela y Daniel, Wizny y dos muchachos y una muchacha que no conocía.
Empiezo con ellos a repasar los del año pasado y me sorprendo de que Daniel y Daniela se acuerdan de casi todo. además se les ve felices de enseñarme cómo recuerdan los colores, las presentaciones, las partes del cuerpo.....me alegro un montón.
Los otros muchachos saben algo menos, pero con ayuda de Daniel y Daniela haremos uso de las transmisión de conocimientos.
Sobre las 11 terminamos la introducción. Me quedo con Daniela y la otra muchacha. Me preguntan sobre el yoga. Les muestro algunos preliminares.
Ya contaba con ello, pero lo más difícil va a ser solventar el calor de esa sala.
Ambas están en circo social, son muy flexibles pero les digo que tengan cuidado con ponerse a hacer los ejercicios sin calentar previamente, ya que es fácil que se lesionen.
Termino con ellas y me voy al salón de la reunión. Llego en el momento del café, el mejor jeje. Hoy acompañado de unas galletitas de coco. Emanuel me comenta que no sabía si ofrecérmelas a mí también porque como no me va mucho el dulce, pero ya le digo que alguna comeré, el resto se las cedo gustosamente a quien quiera repetir, que seguro no faltan candidatos.
Los puntos que les quedaban por tratar hacen referencia a la presentación del libro de Daniela, la celebración del día de Poveda, la bienvenida de Zita y Mar y la feria del libro.
El tiempo pasa rápido en estas reuniones y nos da la 1 y media, bastante tarde para la hora de la comida en este país.
Hacemos un receso y nos vamos a almorzar.
Fefelo ya ha terminado y Argentina todavía está en ello. subo a dejar las cosas y compruebo que Elvis está en su posición favorita. Boca abajo en la cama con los zapatos sobresaliendo por el lateral.
Hoy toca arroz con habichuelas, carne de chuleta de cerdo, ensalada y Argentina descubre un plato que tenía tapado y contiene su famosa sopa de vegetales.
Sigue sin haber cable por falta de pago, así que no hay sucesos hoy tampoco.
Terminamos con el café´y después de descansar un rato regreso al centro.
Allí están de nuevo el equipo y también Merlyn. Hay múltiples reuniones.
Wanda, Yanet y yo relajamos un rato.
Nos reunimos Yanet, Merlyn y yo para preparar una presentación para los muchachos acerca de Pedro Poveda.  Después de muchos años me vuelve a tocar hacer una cosa de este tipo. La otra vez fue en el verano de 1998 , en Londres y en inglés.
Decidimos buscar información en internet para montar una presentación pero no encontramos nada que nos termine de convencer.Tal vez mañana haya más suerte. Cuando nos ibamos a ir, suenan un par de golpes contra la pared del centro. Wanda dice que ha visto cómo un muchacho lanzaba unas piedras.
Son ya las 6 ymedia. La tarde se ha alargado.
Cuando nos montamos en la furgoneta, Wanda ve al muchacho, así que Emanuel da un giro y se presenta delante del muchacho.
Máxima le manda que se acerque y le pregunta que por qué ha lanzado esas piedras. El muchacho tiene 8 años y primero lo niega pero finalmente admite que no va a volver a lanzar piedras.
Cuando me voy a bajar del vehículo, Máxima dice que va a hacer una invitación, que vayamos a su casa a cenar, pero parece que está todo muy improvisado y lo vamos a dejar para otro día. Yanet me dice que después de bañarme me pase por su casa.
Así hago. En la casa no hay nadie. Pelo un mango, éste sí estaba maduro y me subo a bañar.
Le dejo una nota a argentina, diciéndole que estoy donde Reyna y me voy para allá.
Vive prácticamente enfrente de mi casa.
Encuentro a Franchesca y a Yanet viendo la novela. Yanet tiene la toalla para bañarse pero parece que no termina de decidirse. Reyna y su esposo se van a cenar con la gente de la asociación ADEPA.Hoy tienen una fiesta dedicada a los padres y madres. Reyna ha cocinado y tiene sobre la mesa 3 grandes bandejas tapadas.
Yanet me pregunta si he cenado y decide preparar mangú de auyama (puré de calabaza), huevos fritos y salami.
La auyama la tiene en una  cocina en la parte trasera donde se les ha estropeado el bombillo y no hay luz.Aun así ella es capaz de cortarla con un cuchillo de gran tamaño.
La pone en el fuego y mientras prepara el salami, algo de cebolla , jugo de limón y unos huevos fritos que son de gallina criolla, es decir, de las gallinas de la casa.
En la cocina, en una cazuela tiene también leche fresca hervida, ya que su papá es ganadero. Pero esa decide dejarla para otro día.
Una vez cocida la calabaza, la pela y la machaca. Ya está el mangú. Afortunadamente para mí no hay mantequilla.
Nos servimos y compruebo cómo Yanet está súper delgada pero come como una lima y muy rápido. Cuando ella ha terminado, Franchesca y yo apenas hemos comenzado. Ella sigue y sigue comiendo, a pesar de decir que está llena.
Terminamos y nos sentamos a ver la novela, Yanet como postre se toma un mango.
Es una novela mejicana. Ponen anuncios cada poco.Tienen más duración los comerciales que la novela en sí.
Son ya las 10, hora de volver a casa. Aún así, nos quedamos otra media hora en la entrada conversando. Llegan sus padres de la cena y allí seguimos.
Son las típicas despedidas que se van alargando y alargando pero no terminan.
Pasadas las 22:30 nos despedimos del todo y Franchesca me acompaña a encaminarme.
en la puerta de la cafetería alguien me llama. en Partido la luz es escasa y no distingo pero compruebo que es Argentina.
Me dice que iba a ir a visitar a una señora de 103 años tía de Fefelo que ya está en el final de sus días. Qué oportuno que yo pasara por allí.
Así que me coge y me lleva para una casa en la que hace un calor horrible y me encamina a una habitación en la que efectivamente la pobre mujerina está sentada en una silla, inclinada hacia adelante mientras le colocan un pañal sobre el colchón. esto me trae la imagen de la otra viejita del año pasado.
Salimos de allí rápido porque no creo que sea lugar para estar y nos sentamos otro rato en la cocina donde están dos primas de Fefelo.
La cocina es una sala vacía en la que hay dos sofás, un frigorífico, una cama estilo la de los hospitales y una mesa llena de telares.Una de las primas está sacando la compra y metiéndola en el frigorífico.
cuando lo abre uno de los cajones se le desencaja y comprueba que aquello necesita una limpieza.
animo a Argentina a que nos vayamos, ya que la empieza a atacar el sueño, y ella antes decide pasarse de nuevo por la habitación de la anciana. Ahora la han sentado en la cama, y una señora le sujeta la cabeza y reza.
Yo no llego a entrar.
Por fin llegamos a casa, son casi las once y media.
Argentina me dice que cuando llegó Elvis a casa y no me vio y tampoco leyó la nota se había asustado.
Menos mal que ella sí la había leido.
Cerramos así el lunes.Mañana más.